En muchas películas de tuning hemos visto que motos y coches, cuando quieren ganar una carrera, utilizan un dispositivo que les permite aumentar de golpe las revoluciones y hacer salir el vehículo lanzado adelante. El misterioso dispositivo que lo hace posible se basa en el óxido nitroso.
Esta sustancia química (N2O) está compuesta por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno, y su estado normal es en forma gaseosa. Pero si lo sometemos a una determinada presión se convierte en líquido y, por tanto, es fácil de manipular.
Hay tres maneras diferentes de introducir el óxido nitroso en el motor: el sistema seco, el sistema húmedo y, por último, el puerto directo. En el sistema seco, el óxido nitroso se introduce en la entrada del aire y la inyección del vehículo se programa para que, para compensar, suministre más cantidad de combustible. En el sistema húmedo, el óxido nitroso y el combustible extra se inyectan a la entrada del aire, y la mezcla de combustible y aire se distribuye normalmente a través de la inyección directa de fábrica. Finalmente, en el sistema de puerto directo, el óxido nitroso y el combustible se inyectan directamente en los puertos de entrada mediante boquillas individuales, y la mezcla de combustible y aire se distribuye normalmente a través de la inyección directa de fábrica.

Con este maravilloso invento, mejoramos la combustión y aumentamos la potencia
El óxido nitroso es un gran desconocido para mucha gente, a pesar de la popularización de que ha sido objeto gracias al cine. Hay que decir que se utiliza más en los coches que en las motos y, finalmente, que aunque corra el rumor de que daña el motor, la verdad es que si el sistema está bien montado y si no se abusa es totalmente inocuo.